Hay algo que me ha rondado mi mente y mi corazón desde tiempos de la secundaria: me pusieron en la friendzone por todo un año.
Resulta que al final del segundo año de secundaria me encantaba una bellísima chica que pertenecía al grupo de “Las Fresas”, ese grupo inalcanzable para un simple mortal, vamos a llamarla “A”. Estaba seguro que había química entre ella y yo. Todo estaba dicho. Durante el verano me acuerdo que ella fue a la primera niña que me atreví marcarle por teléfono. Lo pensé mucho antes de marcar, me atreví y solo salieron balbuceos de mi boca. También fui a visitarla a su casa, aunque no estaba, pero todo era para verla. Ahh estaba muy entusiasmado en que posiblemente fuéramos novios. Que bonito es esa época de pre-noviecillos. Estaba contando los días para entrar al tercer año y darle un beso. La primera semana fue para ponerse al tanto de la vida de los amigos, ella y yo cruzamos un par de miradillas indiscretas.
El problema vino en la segunda semana, llegó una nueva chica al salón!!!. Todo se vino al traste en un solo segundo. Elizabeth tenía un no sé qué, tenía algo que me llamaba fuerte la atención. No era la gran belleza, pero a mi me encantaba. Así que empecé mi estrategia de conquista. Prontamente ella también empezó a ver que había en la nueva escuela. Para ese inicio del año escolar, ella tenía novio que poco después lo cortó por empezar con uno de los galanes de la escuela. Luego con otro y luego con otro, inclusive con mi mejor amigo.
Yo por fin me animé a preguntarle “Quieres ser mi novia?” (todavía se estilaba en esa época) y ella me dijo “NO!!”. Aún así no me di por vencido y seguí acompañándola a su casa, regalándole un par de rosas, escribiendo cartas, y ella así como dice la canción “Con todos menos conmigo”. Era muy evidente que estaba babeando por ella, mis verdaderas amigas me recomendaban alejarme un poco, de ya no hacerle caso. No es que me tratara mal pero simplemente me tenía de su eterno enamorado. Así fue todo el tercer año de la secundaria. Al hacer el examen para entrar a la prepa, ella no se quedó en ninguna opción y yo todavía cegado por tratar de ser su novio investigué por ella las opciones que tenía, fui a varias escuelas y ella muy alegre las revisaba sentada en su sala. Por fin acabó ese año y la lejanía de las vacaciones ayudó también. Ahora con el Facebook me envío una invitación a conectarnos y la mi respuesta fue sí, pero dije “Hay que cerrar círculos” y mejor no. Fin de la historia con ella.
Todos los planes con A se fueron a la basura. Nunca más hablé en todo ese año con ella por estar tratando a que me hicieran caso por otro lado. Lo siento mucho. Varios años después , ya en la facultad, me la encontré nuevamente, hablamos poco, pero fue un encuentro muy especial para mí. Me alegré de verla sinceramente.
Es una de esas historias que nunca que van a existir pero me gustaría saber como acabarían y como nunca lo voy a saber, sueño que ese tercer año de la secundaria, A…è y yo fuimos la pareja más feliz de todos.