Soy una de las tantas olas que repasa una y otra vez a mojar la playa en dónde tu me esperas de pie día a día, sol tras sol, luna tras luna. Nunca te mueves ni me das la espalda.
Cuando me ves llegar corres a mi encuentro, mojas tus pies, me miras un instante, dejas la humedad en tus pies hasta secarla una y muchas veces.
Otra vez esperas que llegue, reconoces mi murmullo, el saludo con el que te llamo, otra vez llego a tí, como siempre, cantando con una caricia para recorrer tu cuerpo.
De nuevo dejo un sabor salado en tus labios.
Amar es el sonido sordo del alma, no lo escuchamos, solo sentimos su vibración, inquieta nuestros sentidos, estremece nuestro cuerpo.